Julieta II

Yo no sabía que te amaba, que te necesitaba y que te había esperado todo este tiempo,
yo no sabía ni cómo te llamabas, Julieta, pero ahí estaba yo
a dos segundos de besarte los labios y averiguar a qué sabía tu saliva.

Tus labios se desprendieron del vaso como en cámara lenta, y yo, juro que con esa cara que argumentas era de gran seguridad, no sabía si besarte u ofrecerte rellenar tu vaso. En ese instante te llamabas Fabiola y cuando el mesero se acercó a ver si no nos hacía falta nada, me acerqué a ti y comencé a degustar el fino sabor a whiskey en tus labios.

Yo no sabía que te amaba, que te necesitaba y que te había esperado todo este tiempo,
yo no sabía que tu boca sabía a whiskey, a mi ni me gustaba el whiskey,
pero ahí estaba yo a dos segundos de besar tu cuello y averiguar de que color era tu piel a media luz.

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